Ha pasado un mes desde mi último blog nuevo. Mientras tanto, he vuelto a publicar blogs anteriores, ya que siguen siendo útiles, incluso si los has leído antes.
Acabo de finalizar la última sesión del último módulo de Neurociencia aplicada al coaching con Joseph O´Connor. Como suele suceder, tengo la sensación de que es agradable completar algo y al mismo tiempo también es un poco triste porque lo disfruté mucho.
Este módulo ha sido sobre nuestras creencias y expectativas y cómo nuestro cerebro reacciona a los modelos mentales que hemos construido.
Para mí ha sido interesante pensar en mis propias creencias y expectativas y en cómo afectan mi bienestar cuando se están cumpliendo y cuando no.
Nuestras creencias y expectativas están vinculadas a nuestros sueños, ilusiones e imaginación.
Las usamos para crear nuestro mapa del mundo.
La vida trae desafíos que no son negociables, ya sea que los creemos nosotros mismos o estén fuera de nuestras manos. Y en algún momento, la vida nos brinda maravillosas sorpresas más allá de nuestra imaginación y expectativas.
En otras ocasiones nuestra experiencia está perfectamente alineada con nuestro modelo mental del mundo, nuestras creencias y expectativas.
En respuesta, nuestro cerebro reacciona con niveles de endorfinas bajando, subiendo o manteniéndose igual. Y todo es según lo que habíamos imaginado que pasaría y si se cumplieron o no nuestras expectativas.
Estoy en medio de un período de mi vida donde estoy algo ocupada, por no decir que todo está un poco caótico. Hace un tiempo que he estado co-creando un nuevo negocio con mi amiga María Velasco. También he querido otro perro durante un tiempo y desde que compré mi casa hace 15 años, mi sueño ha sido rehacer la cocina.
De alguna manera, todo se ha venido al mismo tiempo. Estoy esperando el primer envío para el nuevo negocio en cualquier momento. Tuve la suerte de que me ofrecieran adoptar al cachorro más adorable y la cocina ha sido demolida y el polvo comienza a asentarse.
Todas cosas maravillosas y aunque son tres cosas maravillosas en mi vida al mismo tiempo, estaba abrumada. No dormía durante las primeras noches mientras el cachorro se acomodaba, y no descansaba durante el día porque mi casa era una obra de construcción y estaba nerviosa y emocionada por mi nueva aventura empresarial.
Cuando me di cuenta de que todos estos sueños se estaban haciendo realidad a la vez, me dije a mí misma:
«Si alguien puede manejar esto, eres tu», una creencia que yo mismo creé en mi mapa del mundo.
La cocina, el lavadero y el comedor fueron derribados y lo que no esperaba es que me sentí un poco triste al ver el lugar donde había cocinado, desayunado, almorzado y cenado durante muchos años, siendo demolido, Me sentí un poco triste y mi hija también.
Luego vino el ruido y el polvo, sin mencionar el caos de no saber dónde está todo y no poder cocinar.
Llegó nuestro hermoso cachorro Simba, y realmente es adorable, y lo amamos. De alguna manera, me había olvidado del arduo trabajo de la primera semana, cuando tienes un nuevo cachorro, y estaba tan cansada que sentí que era transparente.
Nuestro envío del primer stock ha tardado más de lo esperado, la producción ha tardado más de lo pensado y estamos perdiendo un tiempo valioso para la Navidad y el marketing que estableceremos para eso.
Entonces, debo admitir que, aunque todos son sueños e ilusiones que había imaginado durante mucho tiempo, de repente no eran tan ideales como los había creado en mi modelo mental del mundo. Y comencé a sentirme estresada y ansiosa. ¿Me había extendido demasiado? ¿Había mordido más de lo que podía masticar?
Y luego apliqué lo que estaba aprendiendo en mi curso, ajusté mis expectativas y creencias. Estaba bien para mí no ser una supermujer; era normal que me sintiera un poco abrumada y de hecho todo iba bastante bien.
La cocina está más adelantada que lo previsto, nuestro cachorro Simba se ha adaptado más rápido y mejor de lo que podía haber imaginado y estoy segura de que nuestro envío llegará en el momento perfecto.
De esta manera ya no estaba en modo de estrés con toda la química del estrés que estaba produciendo en mi cerebro. Me tranquilicé y me sentí más feliz, por lo que se debieron haber liberado endorfinas en mi cerebro. Mi frecuencia cardíaca ha vuelto a la normalidad y duermo mejor.
Todos estos son ejemplos de lo importante que es alinear tus expectativas, contigo mismo y también con tus seres queridos y las personas con las que trabajas. Créeme, puede evitarte algunos conflictos, contigo misma y con los demás.
Espero que estés tan feliz como te gustaría y recuerda que es gratis ser amable.
Ivalo